La creciente causa que estudios demuestran de los efectos perjudiciales que tienen los rayos ultravioletas sobre la piel (envejecimiento cutáneo precoz y, en ciertos casos, cáncer) ha llevado a que se aconseje eludir la exposición al sol de los recién nacidos y bebés menores de 5 meses, cuya piel es, además de esto, singularmente sensible.
Lógicamente, que no se les debe exponer al sol no quiere decir que no les pueda ni pegar el sol un instante o bien aun más de manera prolongada en los meses fríos; mas en verano es mejor no sacarles de camino entre las diez de la mañana y las tres de la tarde.
Si bien en un inicio se desaconsejó el empleo de protectores solares en bebés de menos de 6 meses, por el peligro de que absorbieran por medio de la piel componentes dañinos para su salud, el día de hoy se piensa que pueden usarse sin riesgo si se aplican solo en pequeñas cantidades para resguardar cara, manos y pies. Para ellos, el "factor de protección solar" ha de ser de al menos de veinte.
Los filtros solares no deben substituir al protector más fácil y eficiente que hay. El bebé debe resguardarse esencialmente con la ropa, utilizando lonas finas de algodón que les recubran tanto los brazos como las piernas y poniéndoles viseras con gorra o bien sombreros de ala, por el hecho de que el mejor protector solar es la sombra (salvo la de las nubes, puesto que los rayos ultravioletas las atraviesan, de tal modo que la piel de un bebé puede quemarse en un día con poco sol o nublado en tan solo diez ó quince minutos).